Primos: Amigos y Hermanos

Continuando con nuestra serie «Roles de Familia, hablaremos hoy sobre los primos. Los primos juegan un papel importantísimo en la vida de los niños. No solo porque aprenden a darle valor al papel de la familia sino que cuando los primos se llevan bien y tienen una sólida relación, se convierten en grandes amigos y cómplices. Para nuestros hijos será una fortuna crecer cerca de sus primos. Les hará darse cuenta de lo importante que es tener a seres queridos al lado y saber que pueden contar con ellos en las buenas y en las malas. Son apoyos que se tienen cuando se necesitan, son incondicionales.

Compañeros de juego

Los primos pueden llegar a ser grandes compañeros de juego. Cuando se hacen reuniones familiares pasan ratos compartiendo, jugando y divertiéndose en grande. Estos momentos serán especiales en sus vidas. Juntos tendrán travesuras, andanzas y luego tendrán muchas anécdotas que contar. Se forja una relación especial entre ellos y guardarán momentos inolvidables de su infancia.

Crecer con primos también los ayuda a aprender a compartir, no solo juguetes sino a compartir a los abuelos y los tíos. Los lazos familiares, que son tan importantes en la vida de los niños, se estrecharán. Las reuniones donde se reúnan abuelos, tíos, primos, será una oportunidad más para aprender a valorar y fortalecer las relaciones familiares.

Amigos y hermanos

En los primos encontrarán no solo a los mejores amigos sino también incluso a hermanos. Es muy importante que los padres apoyen esta relación familiar para que se fortalezca. Y es que son muchas las ocasiones en las que los primos llegan a sentirse de manera tan especial que pasan a ser pilares fundamentales de la vida.

Si desde pequeños tienen el cariño y el amor de los tíos imaginen que relación existirá con los hijos de éstos. Muchas veces sus primos son sus primeros amigos. Se convierten en los mejores compañeros de juegos, en cómplices y en hermanos de corazón.

Fuente: OK Diario, Team La Casa de Tití

Cómo Lograr Que los Niños Sean Respetuosos Con Sus Padres y Viceversa

El respeto es la base para una correcta convivencia y no cabe duda que es en la familia donde se construyen sus cimientos que conllevan a consideración de uno mismo y del prójimo. Pero, ¿cómo lograr el respecto de los padres a los hijos, de los hijos a los padres y en tu familia?

El mundo sería un lugar mucho más amable y feliz, si todos los seres humanos se respetaran más entre sí y también a los demás seres vivientes. El respeto es considerado la base de todas las relaciones y es importante mantenerlo para que estas perduren. Debe existir tanto de los niños hacia los padres como también de los padres hacia los hijos.

En la actualidad parece que los niños tienen grandes dificultades para respetar a las figuras de autoridad, ya sean sus padres, sus maestros o profesores. El origen de esta pérdida de respeto es complejo, pero tiene mucho que ver con la forma de educar a los niños y al papel que les estamos otorgando en la sociedad actual.

La familia se ha vuelto más permisiva, centrada en el niño y en su bienestar. El valor del respeto es uno de los aprendizajes de interacción social más importantes que cualquier niño o niña debe realizar desde su más temprana edad. Ellos también merecen respeto. Y en la medida que este respeto sea mutuo, la familia será más feliz y armoniosa.

¿Cómo cultivar el respeto?

Si los padres queremos que nuestros hijos nos respeten, nosotros debemos dar el ejemplo. Debemos ser respetuosos con ellos y con nuestro entorno. Los niños aprenden fundamentalmente por imitación por lo que debemos cuidar que nuestras interacciones sean siempre respetuosas. Esperamos que nuestros hijos nos traten con el respeto debido y que sepan respetar a los demás. Pero ¿respetamos nosotros a nuestros hijos en la misma medida?

  • Dar el ejemplo: Respeta a tu cónyuge y a tus propios padres. Dar el ejemplo entre los padres es muy importante, pues cuando los hijos viven en un ambiente respetuoso y tranquilo es más probable que ellos también lo sean. Los hogares donde existen faltas de respeto entre los progenitores generan el clima propicio para que haya intolerancia y agresividad en nuestros hijos.
  • Escuchar: Escuchar atentamente sin interrumpir las opiniones de nuestros hijos, sus problemas son tan importantes como los nuestros. Una parte fundamental de ser respetuoso es escuchar a la otra persona. Si escuchas a tus hijos, será más probable que ellos te escuchen a ti. Piensa que eres su modelo.
  • Sinceridad: Siempre se les debe decir la verdad, mentir es defraudarles. No hay nada que mine más el respeto y la confianza hacia una persona que la falta de sinceridad.
  • Agradecer: Enseñándoles el valor de las palabras: «por favor, gracias, lo siento». Pedir perdón en caso que nos equivoquemos y agradecerles su esfuerzo al ayudarnos.
  • Sensatez: Evitar darles todo cuanto piden en el momento que lo piden. Todos queremos a nuestros hijos felices, sin embargo los padres debemos cumplir el rol de guiar y saber decir que no en los momentos necesarios, sin miedo a las reacciones de ellos ante las frustraciones.
  • Comunicación: Una buena comunicación es clave. Debemos tratar de hablar sin gritar, los gritos no nos dan más autoridad, ni credibilidad, ni infunden respeto. Los gritos y las malas formas fomentan el miedo y alejan a nuestros hijos de nosotros. Los gritos son el alimento perfecto para la desobediencia y la desconsideración.
  • Corregirlos: Cuando los corregimos debe ser de un modo positivo en privado y no humillarlo en público. Cuando un niño nos replica o contradice se debe explicar que su modo de contestarnos es incorrecto. Debemos enseñar que existen otros modos de decir lo mismo sin ser agresivo o contestón.
  • Calma: Mantén la calma. Sé razonable, especialmente cuando tus hijos no lo sean. Recuerda que la forma en que te comportas cuando estás enfadado es la forma en que se comportarán cuando estén agitados también. Demuéstrales a tus hijos que eres capaz de controlar tus emociones.
  • Reglas claras: Establecer reglas de convivencias claras. Las normas en la casa ayudan a los miembros de la familia a mantener una buena convivencia. Nos ayudan a respetarnos mutuamente y facilitan la armonía familiar.
  • Consistencia: Ser coherentes y consistentes en nuestros actos. Si una de las normas es: «no se salta en el sofá» no dejaremos que lo haga en casa de los abuelos, en un hotel o porque tenemos visita y no queremos montar una escena.
  • Límites: Poner límites a sus salidas de tono. Bajo ninguna circunstancia debemos permitir que nuestros hijos nos insulten aún cuando creamos que son demasiado pequeños para entender lo que dicen. Ante cualquier insulto o falta de respeto debemos ser firmes y claros, explicándoles que ese tipo de trato no se admite en nuestra familia.
  • No asumir: No asumas que entiendes cómo se sienten tus hijos. Aunque creas que entiendes por lo que están pasando, deja que tus hijos te expliquen qué les pasa. No les des lecciones sobre sus sentimientos con tu experiencia.
  • Compartir: Comparte tus valores y creencias con tus hijos. No puedes obligar a tus hijos a adoptar tus creencias. Pero cuando tus hijos comprendan por qué crees lo que crees, reconocerán que eres una persona de principios.
  • Reconocer: Es importante reconocer su esfuerzo, incluso en situaciones en las que el resultado no es ideal.
  • Opinión: Pide opinión a tus hijos sobre cosas que les afecten. Ellos valorarán el gesto y se sentirán importantes.
  • Atención: Muestra atención e interés por aquello que le importa a tus hijos: sus actividades, sus amistades, sus gustos. Aunque no los compartas, nunca los juzgues.
  • Diviértete: Haz cosas divertidas con tus hijos. Estos momentos te ayudarán a formar fuertes lazos.
  • Consejos: Si tus hijos enfrentan un problema, no les des consejos a menos que sea absolutamente necesario o que ellos te lo pidan. Mejor ayúdales a reflexionar sobre el problema.
  • Respeto a sí mismo: Enseñarle que él es valorado y que le importa a muchas personas. Que debe respetarse, quererse y valorarse a sí mismo.

¿Porqué el respeto es importante?

  • Recibir el respeto de las personas que nos rodean es importante porque nos hace sentir seguros y nos permite expresarnos.
  • Cuando somos respetados por la gente que es importante para nosotros nos enseña a ser respetuosos con los otros también.
  • El respeto significa que aceptas a los demás por quienes son, inclusive cuando ellos sean diferentes a ti.
  • Respetar construye en tus relaciones confianza, seguridad y bienestar.
  • El respeto es algo que se aprende a cultivar.

Se trata de ganarse el respeto sin imponerlo, tener autoridad sin caer en el autoritarismo.

¿Cómo sabes si hay respeto en tus relaciones familiares?

  • Tus familiares sienten seguridad alrededor de uno al otro en la convivencia.
  • Cuando hay desavenencias escuchan al otro y son pacientes.
  • No se gritan, atropellan ni se hablan por encima al otro.
  • Nadie está al control de las opciones de la otra persona.
  • Pueden conversar con libertad sobre sus necesidades y deseos.
  • Se permiten espacio si las otras personas lo necesitan.
  • Admiten sus errores cuando se han equivocado.

Enseñarle a tus hijos el respeto hacia uno mismo, hacia los demás y hacia el entorno marcan la base no solo de toda buena educación, sino también de todo crecimiento feliz y de una mentalidad saludable.

Fuente: Kids help line. La mente es maravillosa, Team La Casa de Tití.