Cómo Enseñar a los Niños a Colaborar Con la Limpieza en el Hogar

En las escuela japonesas enseñan el hábito de la limpieza para que los niños aprendan a colaborar, a valorar sus espacios tanto en el hogar como en la escuela. Hoy Día Mundial de la Limpieza, les compartimos unos consejos de Ruth Alfonso Arias, Educadora Infantil, Educadora de Familias de Disciplina Positiva. Ella nos hace algunas recomendaciones para lograr que la limpieza en el hogar y hasta en la escuela se realice como actividades cotidianas.

Opina Ruth Alfonso Arias, que «la colaboración de los niños y niñas llevando a cabo actividades cotidianas puede ser un buen entrenamiento para la autonomía y para la independencia; los capacita y ayuda a desarrollar su autoestima». Incluso hace referencia a las escuelas en Japón que entre las diferentes actividades escolares la limpieza es una más.

«Lo idóneo sería empezar desde el hogar, donde las tareas domésticas suelen convertirse en una verdadera batalla. Gran parte del problema tiene lugar en la manera en la que los adultos nos comunicamos (nos pasamos el día dando órdenes sin parar), unido a las altas expectativas y la impaciencia. Les exigimos a los niños cosas para las que evolutivamente no se encuentran preparados y olvidamos que necesitan hacer las cosas una y otra vez para aprenderlas. Nuestras expectativas han de ser realistas».

¿Qué podemos hacer para que los niños colaboren en actividades cotidianas en el hogar?

  • Hacerlos sentir capaces: «Capacitar un niño se siente capaz cuando le permitimos ser capaz, tan simple como dejar que hagan las cosas por sí mismos, contribuir les hace sentirse útiles. Hacer las cosas por ellos retrasa el desarrollo de sus capacidades».
  • Asignar: «Asignar tareas que hayamos consensuado entre todos, mediante juntas familiares o escolares. Es importante no dejarles estancados en una tarea».
  • Organizar: «Poner las cosas a su alcance para una mayor autonomía.»
  • Acordar: «Cuando consensuamos o acordamos una tarea, lo recomendable es empezar haciéndola siempre con el niño, que nos vea como la hacemos, llevarla cabo ambos y finalmente llegará el momento en que este logre hacerla solo. No siempre saldrán las cosas perfectas ni como nos gustaría. La responsabilidad y la iniciativa se adquieren de manera gradual. Es importante valorar su contribución sin enfocarnos en la calidad de la tarea realizada».
  • Horario: «Emplear “Tablas de rutina”: se puede utilizar con los más pequeños, es muy importante que participen en su elaboración. Se trata de una composición de imágenes en la que se muestra de forma secuencial qué tarea corresponde a cada momento del día, donde podemos incluir pequeñas tareas domésticas. Aportan seguridad, orden mental y orientación en su día a día, evitando y previniendo conflictos».
  • Flexibilidad: «No es raro que aunque los pequeños quieran hacer las cosas por sí mismos se encuentren con un adulto que los considere no aptos para realizar algunas tareas y luego nos preguntemos porque es tan difícil lograr que colaboren».
  • Permitir: «Dejar los niños que piensen por sí mismos, tomen sus propias decisiones, permitir que cometan errores, aprovechar su curiosidad e iniciativa y confiar en sus capacidades, también los hace responsables».

Estas actividades, son elementos de la vida cotidiana para aplicarlos diariamente, como base de un futuro aprendizaje y no como una obligación, sino como una oportunidad para la conquista de la autonomía.

La Limpieza del Colegio y Los Niños Japoneses

  • En Japón, la colaboración de los niños y niñas llevando a cabo actividades cotidianas en la escuela puede ser un buen entrenamiento para la autonomía y para la independencia.
  • El O-soji es la actividad que realizan los niños de limpiar sus propios colegios. Las escuelas de Japón disponen de sus propios trabajadores para llevar a cabo estas tareas, el objetivo no es que realicen la limpieza de los centros educativos en sí, con esta práctica pretenden que desarrollen el valor, el respeto y el cuidado, manteniendo ciudades, el hogar y las escuelas limpias.
  • En las escuelas japonesas no existen los comedores escolares y son los niños quienes realizan la tarea de servir la comida, fregar los platos o barrer las aulas. Las tareas son realizadas en turnos rotativos coordinados por profesores.

Fuentes: Ruth Alfonso Arias, Educadora Infantil, Educadora de Familias de Disciplina Positiva, El País, Team La Casa de Titi.

La Educación de los Hijos No Depende Solo de la Escuela

A veces, los padres nos apoyamos mucho en la escuela y asumimos que les deben enseñar TODO a nuestros hijos. La escuela es para adquirir los conocimientos académicos y reforzar los valores. La realidad es que en nuestro hogar es donde verdaderamente educamos a los niños; donde se les enseñan las herramientas y valores para desenvolverse socialmente y en el futuro, laboralmente. Somos los padres los encargados de guiarlos y enseñarlos. Hoy compartimos unos tips que no debemos olvidar.

Tips que los ayudará a desenvolverse mejor socialmente

  • Enseñarles que al llegar a un lugar debemos saludar a todos y despedirnos siempre.
  • Que aprendan a ser puntuales en sus labores tanto escolares como extracurriculares.
  • Tratar a los demás como les gustaría que los tratasen, siendo agradables y cordiales.
  • A escuchar atentamente cuando les hablen.
  • Aprender a esperar su turno cuando les toque hablar.
  • Que pidan permiso antes de coger cualquier objeto ajeno.
  • Que aprendan a dar las gracias y ser agradecidos.
  • Que aprendan que si se equivocan pueden pedir disculpas.

El buen comportamiento en la mesa también los ayudará socialmente

  • Recordarles que deben lavarse las manos antes de comer.
  • Ayudar a poner y quitar la mesa.
  • Procurar sentarse recto para comer.
  • No se debe colocar los codos en la mesa, se debe apoyar el antebrazo.
  • Si la servilleta es de tela colocarla en el regazo y si es de papel no arrugarla.
  • Esperar a todos para empezar a comer.
  • Servirse la bebida antes de empezar a comer.
  • Comer con la boca cerrada, no hacer ruidos al sorber la sopa ni al masticar.
  • Comerse la comida completa antes de repetir.
  • No se debe jugar con los cubiertos.
  • Evitar empujar con los dedos la comida ni meterse los dedos en la boca.

En el colegio, nuestros hijos aprenden matemáticas, literatura, castellano ciencias, ciencias sociales, inglés; y se refuerzan los valores de la casa. En la casa se aprende a: saludar, dar las gracias, ser ordenado y limpio, ser honesto, hablar bien, no decir groserías, respetar a los semejantes, ser solidarios, etc. Se educa en casa y se enseña en la escuela. Y recuerda que la mejor manera de enseñarles esto, es a través de nuestro ejemplo diario.

Fuente: Imagenes educativa.com, Team La Casa de Titi

Cómo Lograr Que los Niños Sean Respetuosos Con Sus Padres y Viceversa

El respeto es la base para una correcta convivencia y no cabe duda que es en la familia donde se construyen sus cimientos que conllevan a consideración de uno mismo y del prójimo. Pero, ¿cómo lograr el respecto de los padres a los hijos, de los hijos a los padres y en tu familia?

El mundo sería un lugar mucho más amable y feliz, si todos los seres humanos se respetaran más entre sí y también a los demás seres vivientes. El respeto es considerado la base de todas las relaciones y es importante mantenerlo para que estas perduren. Debe existir tanto de los niños hacia los padres como también de los padres hacia los hijos.

En la actualidad parece que los niños tienen grandes dificultades para respetar a las figuras de autoridad, ya sean sus padres, sus maestros o profesores. El origen de esta pérdida de respeto es complejo, pero tiene mucho que ver con la forma de educar a los niños y al papel que les estamos otorgando en la sociedad actual.

La familia se ha vuelto más permisiva, centrada en el niño y en su bienestar. El valor del respeto es uno de los aprendizajes de interacción social más importantes que cualquier niño o niña debe realizar desde su más temprana edad. Ellos también merecen respeto. Y en la medida que este respeto sea mutuo, la familia será más feliz y armoniosa.

¿Cómo cultivar el respeto?

Si los padres queremos que nuestros hijos nos respeten, nosotros debemos dar el ejemplo. Debemos ser respetuosos con ellos y con nuestro entorno. Los niños aprenden fundamentalmente por imitación por lo que debemos cuidar que nuestras interacciones sean siempre respetuosas. Esperamos que nuestros hijos nos traten con el respeto debido y que sepan respetar a los demás. Pero ¿respetamos nosotros a nuestros hijos en la misma medida?

  • Dar el ejemplo: Respeta a tu cónyuge y a tus propios padres. Dar el ejemplo entre los padres es muy importante, pues cuando los hijos viven en un ambiente respetuoso y tranquilo es más probable que ellos también lo sean. Los hogares donde existen faltas de respeto entre los progenitores generan el clima propicio para que haya intolerancia y agresividad en nuestros hijos.
  • Escuchar: Escuchar atentamente sin interrumpir las opiniones de nuestros hijos, sus problemas son tan importantes como los nuestros. Una parte fundamental de ser respetuoso es escuchar a la otra persona. Si escuchas a tus hijos, será más probable que ellos te escuchen a ti. Piensa que eres su modelo.
  • Sinceridad: Siempre se les debe decir la verdad, mentir es defraudarles. No hay nada que mine más el respeto y la confianza hacia una persona que la falta de sinceridad.
  • Agradecer: Enseñándoles el valor de las palabras: «por favor, gracias, lo siento». Pedir perdón en caso que nos equivoquemos y agradecerles su esfuerzo al ayudarnos.
  • Sensatez: Evitar darles todo cuanto piden en el momento que lo piden. Todos queremos a nuestros hijos felices, sin embargo los padres debemos cumplir el rol de guiar y saber decir que no en los momentos necesarios, sin miedo a las reacciones de ellos ante las frustraciones.
  • Comunicación: Una buena comunicación es clave. Debemos tratar de hablar sin gritar, los gritos no nos dan más autoridad, ni credibilidad, ni infunden respeto. Los gritos y las malas formas fomentan el miedo y alejan a nuestros hijos de nosotros. Los gritos son el alimento perfecto para la desobediencia y la desconsideración.
  • Corregirlos: Cuando los corregimos debe ser de un modo positivo en privado y no humillarlo en público. Cuando un niño nos replica o contradice se debe explicar que su modo de contestarnos es incorrecto. Debemos enseñar que existen otros modos de decir lo mismo sin ser agresivo o contestón.
  • Calma: Mantén la calma. Sé razonable, especialmente cuando tus hijos no lo sean. Recuerda que la forma en que te comportas cuando estás enfadado es la forma en que se comportarán cuando estén agitados también. Demuéstrales a tus hijos que eres capaz de controlar tus emociones.
  • Reglas claras: Establecer reglas de convivencias claras. Las normas en la casa ayudan a los miembros de la familia a mantener una buena convivencia. Nos ayudan a respetarnos mutuamente y facilitan la armonía familiar.
  • Consistencia: Ser coherentes y consistentes en nuestros actos. Si una de las normas es: «no se salta en el sofá» no dejaremos que lo haga en casa de los abuelos, en un hotel o porque tenemos visita y no queremos montar una escena.
  • Límites: Poner límites a sus salidas de tono. Bajo ninguna circunstancia debemos permitir que nuestros hijos nos insulten aún cuando creamos que son demasiado pequeños para entender lo que dicen. Ante cualquier insulto o falta de respeto debemos ser firmes y claros, explicándoles que ese tipo de trato no se admite en nuestra familia.
  • No asumir: No asumas que entiendes cómo se sienten tus hijos. Aunque creas que entiendes por lo que están pasando, deja que tus hijos te expliquen qué les pasa. No les des lecciones sobre sus sentimientos con tu experiencia.
  • Compartir: Comparte tus valores y creencias con tus hijos. No puedes obligar a tus hijos a adoptar tus creencias. Pero cuando tus hijos comprendan por qué crees lo que crees, reconocerán que eres una persona de principios.
  • Reconocer: Es importante reconocer su esfuerzo, incluso en situaciones en las que el resultado no es ideal.
  • Opinión: Pide opinión a tus hijos sobre cosas que les afecten. Ellos valorarán el gesto y se sentirán importantes.
  • Atención: Muestra atención e interés por aquello que le importa a tus hijos: sus actividades, sus amistades, sus gustos. Aunque no los compartas, nunca los juzgues.
  • Diviértete: Haz cosas divertidas con tus hijos. Estos momentos te ayudarán a formar fuertes lazos.
  • Consejos: Si tus hijos enfrentan un problema, no les des consejos a menos que sea absolutamente necesario o que ellos te lo pidan. Mejor ayúdales a reflexionar sobre el problema.
  • Respeto a sí mismo: Enseñarle que él es valorado y que le importa a muchas personas. Que debe respetarse, quererse y valorarse a sí mismo.

¿Porqué el respeto es importante?

  • Recibir el respeto de las personas que nos rodean es importante porque nos hace sentir seguros y nos permite expresarnos.
  • Cuando somos respetados por la gente que es importante para nosotros nos enseña a ser respetuosos con los otros también.
  • El respeto significa que aceptas a los demás por quienes son, inclusive cuando ellos sean diferentes a ti.
  • Respetar construye en tus relaciones confianza, seguridad y bienestar.
  • El respeto es algo que se aprende a cultivar.

Se trata de ganarse el respeto sin imponerlo, tener autoridad sin caer en el autoritarismo.

¿Cómo sabes si hay respeto en tus relaciones familiares?

  • Tus familiares sienten seguridad alrededor de uno al otro en la convivencia.
  • Cuando hay desavenencias escuchan al otro y son pacientes.
  • No se gritan, atropellan ni se hablan por encima al otro.
  • Nadie está al control de las opciones de la otra persona.
  • Pueden conversar con libertad sobre sus necesidades y deseos.
  • Se permiten espacio si las otras personas lo necesitan.
  • Admiten sus errores cuando se han equivocado.

Enseñarle a tus hijos el respeto hacia uno mismo, hacia los demás y hacia el entorno marcan la base no solo de toda buena educación, sino también de todo crecimiento feliz y de una mentalidad saludable.

Fuente: Kids help line. La mente es maravillosa, Team La Casa de Tití.